top of page

Mi coñeta lo bevejo casi todo

Jairo Aníbal Moreno Castro

LAS PALABRAS, NO LAS COSAS

Cuando Umberto Eco nos recordó que irremediablemente y de comienzo a fin, somos signos enredados con otros, de distintos tipos y categorías, pensaba sin duda en el rasgo más evidente de la naturaleza humana. Hacía referencia a nuestra facultad de producir y comprender gestos, movimientos, sonidos diversos, imágenes y sobre todo palabras. Lo cierto es que creemos en ellas (no en las cosas) que hicieron posible la humanidad, que le dieron sentido, dirección y destino. Nosotros, igual que las palabras y los demás signos que coexistimos no tan pacíficamente en la telaraña social, estamos conformados en lo más básico por dos capas complementarias, una externa, superficial y contingente que denominamos, significante y otra interna, profunda y sustancial, que llamamos significado. Esa entidad dual es la responsable inicialmente de nuestra vocación creativa y de nuestro talante intelectual. La vida humana es, entonces, impensable por fuera de los signos. Hablar, escribir, dibujar, gestualizar, jugar, son actividades de conversión de significados en significantes que realizamos todo el tiempo los humanos con la esperanza de que otros escuchen, lean, descifren y comprendan. Así somos y ese es el asunto de nuestro problema semanal de comprensión.

bottom of page