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LECCIÓN BREVE # 2 EL LENGUAJE INTERIOR


EL LENGUAJE INTERIOR o aquello de "Converso con el hombre que siempre va conmigo", como dice el conocido verso de Antonio Machado.

El lenguaje interior es un concepto que aunque boceteado en la ciencia del siglo XIX y desarrollado por Vigotsky en los inicios del siglo XX, sigue siendo un constructo teórico escasamente comprendido y casi nada utilizado en la ciencia social contemporánea. En sentido práctico, del lenguaje interior

dependen la totalidad de actos voluntarios e inteligentes propios de la naturaleza humana. Sin él, mover la cabeza, levantar una mano, recordar un nombre, pensar en ella, extrañar su voz, colocarse un saco, abrir una puerta, comprender un chiste, armar un rompecabezas, escribirle un acróstico, por citar unas pocas acciones cotidianas, serían actividades imposibles de realizar.

El concepto tuvo su origen en la neurología incipiente del siglo diecinueve, exactamente en la patología neurolinguística. De allí y entonces surgió la sospecha de que además de la expresión lingüística externa, audible y efectivamente comunicada, existe en cada persona una comunicación interna y silenciosa, el lenguaje interior, cuya alteración o bajo desarrollo ocasionarían distintas deficiencias intelectuales, lo mismo que complicaciones en los distintos procesos de aprendizaje.

Fue Vigotski, el célebre ruso - abogado y profesor de literatura - instalado en la historia científica universal por sus contribuciones al campo de la psicología humana, quien señaló las primeras evidencias acerca de que el lenguaje es un asunto social doblemente estructurado y responsable de la totalidad de la vida consciente. La tesis fundamental de Vigotski fue que el lenguaje externo, audible o desplegado en comunicación social, deriva en un lenguaje interno, abreviado, amorfo y estrictamente ligado a la acción y que dependería de la activación de zonas corticales anteriores del hemisferio izquierdo.

Para Vigotski el lenguaje interior tiene dos funciones esenciales, la primera (reguladora), que controlaría mediante órdenes mentales, la planeación y ejecución de los actos voluntarios, regulando su inicio, mantenimiento y clausura. La segunda (predicativa), que estaría encargada de la organización estructural, sintáctica y cohesiva de la comunicación. Iniciando el último cuarto del siglo anterior hemos encontrado evidencias ( Signum,1986) valorando a más de un centenar de sujetos con trastornos neurodiscursivos, de que en zonas posteriores de la misma corteza cerebral izquierda y con el mismo mecanismo de órdenes o esquemas verbales internos, los humanos controlarían, mediante una tercera función del lenguaje interior

(ideativa), sus actividades comprensivas complejas ( negaciones múltiples, expresiones comparativas, subordinaciones, inversiones...).


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