LA BUENA EDUCACIÓN

Una educación abandonada que abandona todo lo que esté situado a medio metro de la superfice ramplona de lo inmediato: abandona la historia y se entusiasma morbosamente por las anécdotas; deja el universo y se dedica al chisme aldeano y farandulero; desatiende las letras y se embelesa contando monedas y miserias. Abandona la vida, la emoción de lo distinto, la palabra, la inteligencia y el amor.
NUESTRA CONSIGNA
Aquí la teoría que desde el mismo escenario neuropedagógico hemos desarrollado, asumido y concretado en el aula en los últimos treinta años: Educar para sentir; sentir para pensar; pensar para crear; crear para aprender y aprender para crecer, vivir y convivir.
ALGO MÁS
Las asignaturas, las clases, el maestro " dictador" de ellas y amo absoluto de evaluaciones y calificaciones, la organización espacial en filas bien dispuestas para escuchar con devoción al profeta o al pastor, fueron enterrados por la ciencia pedagógica del último cuarto del siglo veinte. No obstante, son pocas las instituciones, los maestros y los estudiantes que han tenido la audacia de desterrar tales costumbres de las aulas. Los Proyectos de aula, la pedagogía conversatoria e inferencial, las didácticas democráticas de negociación de sentidos, tienen hace treinta años la palabra.